El absentismo laboral, la dificultad para encontrar profesionales cualificados y los cambios regulatorios son, por este orden, los principales riesgos para la competitividad de la economía española, según la encuesta interactiva realizada a los asistentes al XXVIII Congreso Nacional de la Empresa Familiar que se celebró del 19 al 21 de octubre, entre ellos una delegación de más de 80 asociados a EFCL.
A estos problemas, se suman los riesgos geopolíticos y el incremento en los costes de producción y, en los últimos lugares, la situación de las infraestructuras y la brecha de innovación con otras áreas geográficas.
En la encuesta, los empresarios familiares valoran con un 5,66 la situación económica de España, medio punto más que en el Congreso anterior celebrado en Santander en 2024.
El 47% opina que en este año habrá un moderado aumento de la actividad, con una limitada creación neta de empleo, frente a un 48% que cree que va a haber un crecimiento frágil y el 5% que aboga por un aumento rápido de la actividad, con una intensa creación de empleo.
Por otra parte, el 61% de los encuestados prevé un aumento de las ventas para 2026, frente al 7% que vaticina una reducción y el 32% que dice que seguirán igual. A su vez, el 32% prevé aumentar su plantilla y el 52% mantenerla igual, mientras que al 9% que cree que va a haber una reducción.
La escasez de profesionales para trabajar es también el principal escollo con el que se encuentran las empresas familiares para mantenerse en su lugar de origen, a lo que se suma las dificultades administrativas y de servicios, la menor competitividad y los problemas logísticos y de infraestructuras.
El compromiso y la responsabilidad con el entorno y el arraigo son, a su vez, los principales motivos que esgrimen las empresas para mantenerse en el territorio, aunque también valoran la mejora reputacional, la fiscalidad y, en último lugar, el apoyo de administración.
La generación de actividad económica y empleo en la zona es, por su parte, la principal ventaja que encuentran para mantener las empresas en su origen, a lo que se suma la estabilidad y futuro para la zona y la vertebración geográfica y lucha contra la despoblación.
Otros beneficios son, según los empresarios familiares, el impacto positivo, social y medioambiental, la contribución a la autonomía estratégica y la aportación de recursos a la Administración pública del territorio.
A pesar de ello, el 68% de las empresas asegura no recibir ningún apoyo para continuar en su territorio, aunque un 22% afirma que recibe un respaldo simbólico y el 10% confirma que lo recibe a través de ayudas indirectas como los fondos Next Generation.
Por otra parte, ganar dimensión y expansión territorial, el relevo generacional y la capacidad de innovación son los tres grandes objetivos que los encuestados asocian al destino de su empresa, en la que consideran que los jóvenes asumirán el liderazgo fundamentalmente por orgullo de pertenencia, sentido de responsabilidad y decisión personal.
Por último, los empresarios consideran que la sociedad valora más que la empresa sea propiedad de una familia que de un fondo de inversión por su visión a largo plazo, estabilidad y futuro para la zona y porque las decisiones estratégicas tienen más en cuenta su entorno.
Así, el 78% de los empresarios considera que percepción social del empresario es familiar es positiva o muy positiva.
